jueves, 7 de enero de 2010 | |

Cacerolazo en Goya!

La convocatoria para el “cacerolazo” repudiando los interminables cortes en los suministros de agua y energía eléctrica, era para el martes a las 21:00 hs. en la Plaza Mitre (aunque algunos msj por celular y mails citaban a las 19:30 hs.) y hacia allá fuí.
Hasta Crónica TV se hizo eco de esta “movida” con una típica placa roja con letras blancas que rezaba “GOYA: 43 Grados, Sin Luz ni Agua, la gente prepara un Cacerolazo para las 21”.
Después de esperar un rato largo el colectivo (me pareció a mi o fue un poco más que de costumbre?) llegué hasta la intersección de Colón y Juan Esteban Martínez, porque ya a esa altura, una nutrida columna de gente abandonaba la Plaza rumbo a la Sede Municipal y el tráfico estaba interrumpido.
Me uní a la columna estimada entre 1.500 y 2.000 personas, y entre las explosiones de pirotecnia y los golpes de cacerolas, botellas plásticas, y cualquier otro utensillo de cocina que sirviera para hacer ruido, recorrimos esas pocas cuadras que separan la Plaza del Municipio.
Se puede decir que estaba representada una buena parte de la sociedad goyana, como corresponde a toda autoconvocatoria. Muchas mujeres (amplia mayoría), desde clase media hasta personas de condición muy humilde, unidos por la bronca, el sudor, el mal humor por la falta de descanso y las ganas de recuperar aunque solo fuera por un rato esa dignidad que los pueblos del interior parecen haber cedido en pos de la comodidad que otorga el clientelismo político, y sus “anestesiantes” consecuencias.
La gente se agolpó en el frente del edificio municipal y comenzaron a gritar que apareciera el intendente Francisco Ignacio Osella. Algún “correligionario” del citado funcionario, comentó horas después que el intendente había sido valiente por dar la cara frente a los manifestantes. Yo creo que no le quedaba otra. Porque si no aparecía, la cosa se hubiera puesto mucho peor.
Me coloqué sobre la vereda a unos 20 ó 30 metros de donde se suponía que iba a aparecer el mandatario. Y no había que tener demasiada experiencia en movilizaciones (aunque yo la tengo) para darse cuenta que la gente estaba caliente, y quería respuestas. Pero que sabía de antemano que no las iba a encontrar.
Hombres y mujeres que clamaban por el agua que no tuvieron en todo el día, y por la incomodidad que esta situación genera: - Desde ayer que no tengo agua! Que le doy a mis hijos? - gritaba un señor de unos 30 años y la verdad que tenía razón.
A voz en cuello o a través de improvisados carteles, todos exigían soluciones, tanto de los políticos locales como de los provinciales. Dicen que hubo algún que otro concejal dando vueltas entre la gente. Yo personalmente no ví ninguno. Salvo uno, pero una hora después, cambiadito y bañadito yendo a comprar el pan a una céntrica panadería.
La cosa es que Don Osella (el Jefe Comunal) repitió conceptos que a manera de CD enunció a lo largo del día en diversas entrevistas en medios radiales: “Nos hemos reunido con las fuerzas vivas de la ciudad y mañana nos reuniremos con el Gobernador en Corrientes para realizar las gestiones correspondientes ante el Subsecretario de energía de la Provincia y de ser necesario, continuaremos ante las autoridades nacionales”.
A la gente le sonó a “chamuyo”, a “verso”, a “guitarreo” e inmediatamente volvieron los reclamos por soluciones. “Basta de promesas”, “Ponéte las pilas Papá Noel”, y “Si no sirven que se vayan” fueron algunos de los gritos de la multitud que por supuesto nunca fueron tomados por el canal de TV pero si por algunas radios locales que cubrían el evento.
Luego de las palabras del intendente Osella, que se retiró incómodo y muy preocupado de la conflictiva zona, apareció alguien que no se realmente quien era ni a quien representaba, intentando calmar a la multitud, pero desde el fondo surgió un coro que al mejor estilo hinchada de fútbol clamaba “Son todos chantas! La puta que los parió!”
Y la gente decidió continuar con el reclamo en la puerta de las oficinas de la DPEC (Dirección Provincial de Energía de Corrientes), uno de los “malos de la película”.
No llegué hasta ese lugar. Me separé de la columna unas cuadras antes. Dicen que hubo roturas de vidrios, y que también se rompieron vidrios del frente de la empresa Aguas de Corrientes.
Nada que no se haya subsanado hoy por la mañana, y que de todas formas no logra compensar la indignación de una ciudad que se merece un poco más de respeto.
Tanto Aguas de Corrientes como la DPEC brindan un servicio que no se condice con los importes de las facturas. Y la gente se cansó.
Nadie volvió a su casa con la tranquilidad que al otro día todo habría de estar solucionado. Era ilusorio pensar que el Intendente, salvo que fuera Mandrake (el mago), tuviera soluciones mágicas. Ni mágicas ni de ninguna otra índole.
Pero al menos, la gente (me incluyo) se sacó un poco la bronca y la calentura por la situación reinante, y al menos nos fuimos a dormir sabiendo que las épocas en que los políticos hacían lo que querían, al menos en esta ciudad, ya comienzan a ser parte del pasado.

(En la foto, un importante grupo de vecinos del Barrio Mataderos frente a la Sede Municipal)

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