viernes, 30 de mayo de 2008 | |

Y perdona nuestras deudas...

“Y perdona nuestra deudas, como también nosostros perdonamos a nuestros deudores”...
Dice el teólogo escocés William Barclay que Jesús le había enseñado a sus discípulos a orar de esta manera y eso consta en Mateo 6:12.
“Nuestras deudas” es una frase común para las deudas legales, para nuestras deudas terrenales, pero aquí es usada para las deudas morales y espirituales para con Dios.
Nosotros, los cristianos, somos pecadores y constantemente nos encontramos en la necesidad del perdón. Nosotros tenemos obligaciones para con Dios. Nosotros tenemos una deuda con Dios. Nosotros necesitamos que Dios cancele nuestra deuda porque como pecadores nunca podremos pagarla. Nosotros somos deudores espirituales en la necesidad de la gracia de Dios...
Una lectura casual de Mateo 6:12, podría llevar a algunos a la falsa conclusión de que es posible comprar gracia por dar gracia en trueque. En otras palabras, creernos que la gracia que dispensamos al perdonar es capaz de retorcerle el brazo a Dios para que dispense gracia perdonándonos a nosotros.
Lo que es peor... ir por la vida adquiriendo valores materiales u obligaciones y después no pagarlos... hacer el famoso “Paga Dios” como decíamos cuando éramos chicos... Total, Dios todo lo perdona... total, la religión católica, como dirían los adventistas o los pentecostales, es la más generosa de todas... con un solo gesto de auténtico arrepentimiento, nuestros pecados serán perdonados... pero no es así...
Poco antes de la modificación de 1984, los expertos en Liturgia del Vaticano se dieron cuenta de que los fieles de habla hispana rezaban con distintos Padrenuestros.
Fue entonces cuando se cambió el «perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores», por el más latinoamericano «perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».
Muchos escépticos, y dije escépticos y no ateos ni agnósticos, para dejar en claro que cualquiera puede ser creyente y escéptico a la vez... habrán pensado que esta modificación al Padrenuestro de 1984 habría sido impulsada desde el fatídico Fondo Monetario Internacional, o desde el World Bank (Banco Mundial) o quizás desde el mismísimo Instituto per le Opere di Religione, o Instituto para las Obras Religiosas, más conocido como el Banco del Vaticano (el Banco que reemplaza en una especie de blanqueo legal a aquel Banco Ambrosiano que apareciera implicado en un escándalo político y económico precisamente dos años antes (1982) con una deuda de 3.500 millones de dólares, Banco del cual el Vaticano era el principal accionista)...
Mera casualidad? saquen ustedes sus conclusiones...
Pero mejor dejemos de lado las deudas materiales y volvamos a las morales y espirituales...
En mas de una oportunidad, cualquier ser humano, sea creyente o no, se habrá preguntado: que le debo a Dios? ó porqué me siento en deuda con Dios ?...
Y eso es lo primero que hay que admitir cuando una persona crece y empieza a hacer uso de su razón... siempre tenemos algo que pagar por haber nacido... por supuesto que ningún ser humano podría pagarlo todo de golpe, cash, al contado rabioso como enseñan los libros mas elementales de contabilidad... por eso lo vamos pagando a plazos, en cuotas y con intereses...
Podemos eludir nuestra deuda por un mes o dos... o durante un año o dos... podremos postergar esos pagos, pero jamás seremos felices y jamás dormiremos tranquilos hasta cancelar esa deuda...
Esa deuda que tenemos con Dios, esa deuda que contraemos desde el primer día de nuestra existencia... esa deuda que contraemos por haber nacido... por que Dios nos ha dado la vida... pero no se confundan... la vida no es un regalo de Dios... y de una forma u otra, hay que pagarla...

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